jueves, 27 de septiembre de 2007

Octavio Paz dixit

Ningún prejuicio más pernicioso y bárbaro que el de atribuir al Estado poderes en la esfera de la creación artística. El poder político es estéril, porque su esencia consiste en la dominación de los hombres, cualquiera que sea la ideología que lo enmascare. Aunque nunca ha habido absoluta libertad de expresión —la libertad siempre se define frente a ciertos obstáculos y dentro de ciertos límites: somos libres frente a esto o aquello—, no sería difícil mostrar que allí donde el poder invade todas las actividades humanas, el arte languidece o se transforma en una actividad servil y maquinal. Un estilo artístico es algo vivo, una continua invención dentro de cierta dirección. Nunca impuesta desde afuera, nacida de las tendencias profundas de la sociedad, esa dirección es hasta cierto punto imprevisible, como lo es el crecimiento de las ramas del árbol. En cambio, el estilo oficial es la negación de la espontaneidad creadora: los grandes imperios tienden a uniformar el rostro cambiante del hombre y a convertirlo en una máscara indefinidamente repetida. El poder inmoviliza, fija en un solo gesto —grandioso, terrible o teatral y, al fin, simplemente monótono— la variedad de la vida.

Octavio Paz

Estrella

Cuándo saldrás del cielo
de mi corazón,
estrella de sangre?
. . . . . . Vienes
a visitarme en sueños
y tu boca
. . . .húmeda de mil astros
y como rodeada por el fulgor
de la mañana eterna—
es una raya de oro
en la angustia del despertar.

Cuándo, cuándo saldrás de aquí,
tenue
. . . . . o turbiamente
y dejarás estas flores de muerte
bajo mis pies y esa medalla
de silencios helados
detrás de los espejos?

Cuándo saldrás del cielo
de mi corazón,
estrella de sangre?

David Huerta

Los despechados y los perdedores

Los despechados y los perdedores
inundan las ciudades, cubren los campos,
son el perpetuo otoño y se deshojan tiernos,
dejan en los caminos su rastro color rosa,
perturban con sus sueños
el curso razonable de la historia,
escriben versos —malos en general—
y son heroicos, apasionados y cantores.

Y quieren siempre que el amor de un amoroso comején
sea, cuando menos, grandioso como el de los leones.

Eduardo Lizalde

[bajo condición de informar]

sin haber nunca estado en Pompeya,
describe las uniones, los divorcios,
la yerba, las motocicletas, las pinzas
usadas por las jovencitas para arrancarse
los pelitos de la reunión familiar,

acostumbra colocar un agujero
sobre otro, dice grandes trombas,
medios principales del escalofrío,
la temperatura oscila mucho
coincidiendo con intensas reflexiones
al final de las fiestas no llevadas a cabo,

sin haber nunca estado en Pompeya,
toma las curvas de la autopista a 130 por hora,
olvida su identidad como
posición refractaria del vientre,
y a menudo lo único que tiene
de común con Pompeya
es una vieja colección de Playboy
que alguna chica—visita ocasional— hojea
mientras él busca en la cocina
whisky o algo de ron
a ver si queda,

José Carlos Becerra

Sentido contrario

DANTE

Al ver a Dante por la calle
la gente lo apedreaba. Suponía
que de verdad estuvo en los infiernos.


NOMBRES

El planeta debió llamarse Mar:
es más agua que Tierra.


ANTIGUOS COMPAÑEROS SE REÚNEN

Ya somos todo aquello
contra lo que luchamos a los veinte años.

José Emilio Pacheco

El viaje inmóvil

Decía Lao-Tsé: <<Sin traspasar uno sus puertas, se puede conocer el mundo todo; sin mirar afuera de la ventana, se puede ver el camino al cielo. Mientras más se viaja, puede saberse menos. Pues sucede que, sin moverte, conocerás; sin mirar, verás; sin hacer, crearás.>>
He aquí descrita, en unas cuantas prudentes palabras, la fuerza del espíritu humano que, inmóvil, crucificado a su profundo aislamiento, puede amasar tesoros de sabiduría y trazarse caminos de salvación. Uno de estos caminos es la poesía. Gracias a ella, podemos crear sin hacer; permanecer en casa y, sin embargo, viajar.


José Gorostiza

De plano

No hay
Peor
Poesía
Que la
Que no se
Hace


Efraín Huerta